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¡¡¡El Móvil en la liturgia!!!


17 noviembre 2023

El hombre desde la creación ha sido y sigue siendo colaborador en la obra creadora del universo para el bien de toda la humanidad. A lo de la historia ha sido y es “creador”, hoy en nuestras manos los medios de comunicación y las redes sociales para el bien de todos –desde el buen uso-hemos alcanzado cotas de comunicación –impensables hace unas décadas-, y ha llegado y está en nuestras manos el móvil –celular-, para nuestra comunicación interpersonal, y también podemos decir ¡loado mi Señor por el hermano móvil…!

Y se ha convertido para muchos en su mejor “aliado” –podemos saber cómo está la persona mayor…, podemos saber de la familia, amigos…-, es la era de los teléfonos móviles que muchísimas personas  lo consigo, ya sea para chatear, jugar o simplemente hablar. Es un continuo mirar siempre el móvil para ver lo que ha pasado, lo que alguien ha dicho, lo que me han enviado o las llamadas que he tenido.

Pero también hay un “alto”, así en los actos públicos: espectáculos, cines, centros médicos, templos…etc, se amonesta sobre su uso, y veces: “apaguen los móviles”. Aunque muchos siguen sin apagarlos y no es raro escuchar el sonido de una llamada en medio de un concierto o de una obra de teatro, ante la mirada del resto del público. ¿Se olvidó de apagar el móvil o ponerlo en silencio o “modo avión”? Es lo más probable, pero no faltan quienes no quieren despegarse del móvil para chatear en las redes sociales, fotos...

También en las celebraciones litúrgicas en la iglesia (con los oportunos avisos en el cancel…), también se lleva el móvil cuando se va a misa, bautizos, bodas, entierros, funerales... Y en numerosas ocasiones se oye la música de un móvil sonar en medio de la celebración. Si el móvil se encuentra en un lugar escondido de los bolsillos o de los bolsos –es más fácil en este caso—el móvil suena y suena y vuelve a sonar, hasta que se oye una voz que dice “¡Hello!”, o “¿Diga?” “¡Sí...!”.  El que responde sale de la iglesia y habla en la calle (muchos lo hacen desde la misma iglesia). A veces se oye el “¡Tsiiiit!” de los otros fieles. Muchas veces el sacerdote debe parar la celebración hasta dejar de oír el móvil, aunque a veces a éste le suena en el bolsillo…,  en fin, a todos…

Por ello, a veces nos encontramos con preguntas como:  “¿es pecado responder al móvil en medio de la celebración religiosa?”. La respuesta debe ser sencilla y razonada. “Mire, el móvil debe entrar en el templo apagado o silenciado, porque no es solo que puede impedir que siga usted tranquilamente la Eucaristía, sino que la sigan los demás, o el mismo sacerdote que se distrae si suena el móvil”. Y prosigue: “¿pero es pecado?”. Y la respuesta: No es pecado si usted llevó el móvil abierto a llamadas sin darse cuenta. Y si se da cuenta, es una falta de consideración para con el Señor en la Eucaristía, para con el sacerdote y para con los demás feligreses. Y si lo hace a menudo, entonces tendría un problema de adicción al móvil”.

Y sigue: Si respondo al móvil en medio de la misa, y me voy del templo a la calle para responder, ¿cumplo con el precepto dominical?”. La respuesta: “si su intención era ir a Misa y tuvo esa llamada, cumple con el precepto dominical”, pero “en cualquier caso es una falta de respeto, tanto con el Señor presente en la Eucaristía, como con los demás fieles”. Mi consejo es que lleve siempre el móvil apagado o en silencio y así estará más pendiente de lo que ha venido a hacer en el templo”.

Es raro, pero casi nunca las llamadas son urgentes, y pueden atenderse fuera del templo después de la misa o de la celebración  litúrgica que sea. Eso se hace por respeto de quién está en el templo: Dios y los fieles. Y si hay un problema de adicción, lo que hay que hacer es tratarse para eliminar esa dependencia del móvil.

No se trata, por lo tanto de si es o no pecado, que no lo es, sino de respeto y de consideración, en primer lugar con Dios que preside el templo. Lo mismo que en una reunión de trabajo: si todos los reunidos respondieran al móvil este se quedaría sin interlocutores en la reunión, pues todos estarían con el móvil colgado. Hay que utilizar el sentido común en el manejo de los móviles… y evitar adicciones.

El Pontífice confiesa sentir tristeza cuando celebra misa y ve tantos teléfonos alzados. El “flash” es el protagonista, parece un “shows” televisivos en vez de una celebración religiosa, una acción de fe. Sin duda el Santo Padre no ha escondido su preocupación y malestar ante esta extraña y curiosa transformación: “¡Qué tristeza cuando celebro la santa Misa y veo tantos móviles levantados!”, ha lamentado. Por ello ha pedido a todos los fieles un esfuerzo para cambiar estos nuevos hábitos. Un no a la espectacularización…, que los teléfonos están invadiendo los momentos más sagrados de las celebraciones litúrgicas. Tenemos que participar muy conscientes de que vamos o estamos en una celebración litúrgica para encontrar el misterio de la fe, el misterio de la pasión y la resurrección del Señor. El sacrificio eucarístico no es un espectáculo (laicos, sacerdotes, religiosos, obispos también adictos al móvil, es muy triste y “feo” ver a los sacerdotes… haciendo fotos con sus dispositivos); el Prefacio nos invita a “levantar el corazón”, no los móviles, indica el Papa.

Es necesario reconocer que en ámbito eclesial, para muchos fieles es un bien, pues están en contacto con su comunidad parroquial, donde ofrecen el servicio litúrgico a muchos enfermos, mayores… a través del móvil.

Buen uso del móvil, pero ¡por favor, en la iglesia apaga el móvil!, ¡SILENCIO!, para  hablar con el Señor no lo necesitas ¡¡Gracias!!


Bitácoras


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