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Sábado Santo


30 Marzo 2024

El Sábado Santo es el nombre que algunas denominaciones cristianas dan al sábado de la semana del primer plenilunio de primavera. Es el segundo día y medio del Triduo Pascual, que concluye el Domingo de Pascua culminando así para los cristianos la Semana Santa. Tras conmemorar el día anterior la muerte de Jesucristo en la Cruz, se espera el momento de la Resurrección. Es la conmemoración de Jesús en el sepulcro y su Descenso al Abismo. Una vez ha anochecido, tiene lugar la principal celebración cristiana del año: la Vigilia Pascual.

En la Iglesia Católica el Sábado Santo rememora especialmente a María tras la pérdida de su hijo, por lo que es un día de dolor y tristeza, destinado al silencio, luto, y reflexión, así como lo hicieron en el sepulcro María y los discípulos. Durante esta jornada, la comunidad cristiana vela junto al sepulcro en silencio. De esta forma, en la Iglesia Católica no se realizan eucaristías, no se tocan las campanas, el Sagrario se deja abierto y vacío, el altar está despojado y no se administra ningún sacramento excepto la Unción de los enfermos y la Confesión de los pecados.

Este día pueden ser expuestas en la Iglesia, a la veneración de los fieles, la imagen de Jesucristo crucificado, o en el sepulcro, o descendiendo a los Infiernos, ya que ilustran el misterio del Sábado Santo. La Sagrada Comunión puede darse solamente como viático. En algunos lugares durante la noche de vigilia pascual, se realiza de forma simbólica la bendición del fuego y el agua.

Hasta la reforma litúrgica de la Semana Santa acometida por el papa Pío XII (encargada en 1955 a Monseñor Annibal Bugnini) se llamaba a este día Sábado de Gloria, pues la celebración de la Resurrección (la Vigilia Pascual) tenía lugar ya en la mañana del sábado, debido a la norma del ayuno preparatorio a la Comunión sacramental desde la medianoche precedente. Considerando que el Viernes Santo ya había sido día de ayuno, era excesivo prolongarlo un día más casi completo. En 1951 Pío XII permitió, mediante el decreto “Dominicae Resurrectionis” de 9 de febrero (Vid. AAS 43 (1951), pp. 128-129), que la vigilia se realizase de noche, lo que fue obligatorio tras el decreto “Maxima Redemptionis” de 16 de noviembre de 1955 (Vid. AAS 47 (1955), pp. 838-841). Desde entonces dicha Vigilia se celebra más razonablemente en horas de la noche, el Sábado Santo queda para los católicos más como un día de espera, expectante por la gran celebración que tendrá lugar unas horas más tarde. Esto se vio facilitado también por la reforma al ayuno preparatorio a tres horas antes de comulgar. El Concilio Vaticano II actualmente tiene fijado el ayuno en una hora antes de la comunión.

Aunque en muchos lugares sigue denominándose así por la costumbre, su uso es incorrecto. No obstante, dado el status quo entre las iglesias cristianas respecto a las celebraciones litúrgicas en la Basílica del Santo Sepulcro de Jerusalén, como a la Iglesia católica le corresponden las horas de la mañana para sus oficios, la Vigilia Pascual sigue realizándose el sábado por la mañana.

Como no puede celebrarse ningún rito oficial durante el día, se suelen predicar retiros espirituales, y en muchos lugares también los sacerdotes durante el día atienden confesiones.

También es costumbre en algunos templos el rezo de la Liturgia de las Horas por parte de los clérigos con participación de fieles seglares.

En la Iglesia ortodoxa el día es denominado el Gran Sábado conmemorando el descanso de Cristo en el sepulcro, su descenso a los infiernos y su entrada en el Paraíso. Se realiza una víspera de la celebración litúrgica de San Basilio el Grande. Todos meditan y están en silencio.

El rito en la Iglesia anglicana es semejante a la católica con la particularidad que el altar se cubre con un manto negro.


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