Skip to main content
EVANGELIO Y REFLEXIÓN DIARIA. FRAY MANUEL DÍAZ BUIZA

¡Effetá!


09 septiembre 2018

Marcos (7,31-37)Evangelio según san Marcos (7,31-37)

 En aquel tiempo, dejó Jesús el territorio de Tiro, pasó por Sidón, camino del lago de Galilea, atravesando la Decápolis. Y le presentaron un sordo que, además, apenas podía hablar; y le piden que le imponga las manos.
Él, apartándolo de la gente a un lado, le metió los dedos en los oídos y con la saliva le tocó la lengua. Y, mirando al cielo, suspiró y le dijo: «Effetá», esto es: «Ábrete.»
Y al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y hablaba sin dificultad. Él les mandó que no lo dijeran a nadie; pero, cuanto más se lo mandaba, con más insistencia lo proclamaban ellos. Y en el colmo del asombro decían: «Todo lo ha hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos.»
Palabra del Señor

Jesús nos invita a vivir con Él, a ser sus discípulos y para ello siempre está dispuesto a curar todo aquello que nos impide seguirle en plenitud. En el Evangelio de hoy el Señor Jesús cura a un sordomudo, y en él quiere curar también éstas dos enfermedades del espíritu que nos impide ser verdaderos discípulos del Señor: la sordera y la mudez.
Jesús cura al sordomudo en cinco pasos, en los que nos muestra en qué consiste realmente escuchar y hablar, tanto a Dios como a los hombres porque las dos cosas se deben practicar un verdadero discípulo de Cristo: EL CORRECTO OÍR Y EL JUSTO HABLAR.
1. Primero Jesús mete sus dedos en los oídos del sordomudo; los pone sobre la parte herida. Nos muestra donde estamos enfermos. Nos tapona los oídos para que dejemos de oír el ruido que nos invade y nos impide oír nuestro interior.
2. En segundo paso de la curación, Jesús toca la lengua del sordomudo con saliva. Jesús se acerca amorosamente como una madre frota con saliva la herida de su hijo. A nadie se le puede ordenar que hable porque para que la lengua se suelte, primero tiene que haber una atmósfera de confianza y aceptación.
3. En tercer lugar, Jesús eleva la mira al cielo. Jesús quiere conducir nuestra mirada al cielo. A través de su oración dirigida al Padre, abre el cielo ante nosotros. Y así, de pronto, todo nos parece claro. En esto consiste el oír correctamente. En cada palabra que pronunciamos deberíamos intentar hacer perceptible a Dios en este mundo expresando palabras que hagan sensible el amor de Dios. El objetivo de todo diálogo auténtico es abrir el cielo ante nosotros.
4. En cuarto lugar, Jesús gimió, “suspiró”, expresando el esfuerzo de Jesús que lucha para que realmente nos decidamos por Dios, nos liberemos de todas las cosas de las que dependemos, salgamos de nuestro cautiverio interior y dejemos entrar verdaderamente a Dios en nuestras vidas.
5. Por último, y sólo después de estos cuatro pasos viene la palabra redentora y liberadora: ¡Effettá! Que quiere decir: ¡Ábrete! El encuentro con Jesús tiene como finalidad abrir a Dios a todos mis sentidos: los oídos para que puede percibir de una nueva manera la voz de Dios; los ojos para que pueda reconocer a Dios en todo. Debo mirar mi vida con ojos nuevos para poder descubrir en ella la huella de Dios, debo renovar mi sentido del tacto para poder percibir el tierno amor de Dios en el sol y en el viento. Para encontrar a Dios en todas las cosas ¡Dios mío y todas mis cosas!
Entonces sentiremos como nuestras palabras tocan a la gente que nos rodea y la despiertan a la vida, que cuando hablamos y oímos experimentamos que se trata de escuchar la voz de Dios en todo y hacer sentir la voz de Dios con cada palabra.
Entonces podremos entrar en el coro de la gente que le alaba: "todo lo ha hecho bien, hace oír a los sordos y hablar a los mudos".
¡Feliz Domingo!

¡Paz y Bien!


Bitácoras


Apuntes litúrgicos

Viernes Santo

29 Marzo 2024
Apuntes litúrgicos

Jueves Santo

28 Marzo 2024
Apuntes litúrgicos

Domingo de Ramos

23 Marzo 2024
Torre de la vela

Abrazando los estigmas y a los excluidos de hoy

20 Febrero 2024