Jesús, sumo y eterno sacerdote
Evangelio según san Mateo (26, 36-42)
Jesús fue con sus discípulos a un huerto, llamado Getsemaní, y le dijo:
«Sentaos aquí, mientras voy allá a orar».
Y llevándose a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, empezó a sentir tristeza y angustia.
Entonces les dijo:
«Mi alma está triste hasta la muerte; quedaos aquí y velad conmigo».
Y adelántandose un poco cayó rostro en tierra y oraba diciendo: «Padre mío, si es posible, que pase de mí este cáliz. Pero no se haga como yo quiero, sino como quieres tú».
Y volvió a los discípulos y los encontró dormidos.
Dijo a Pedro:
«¿No habéis podido velar huna hora conmigo? Velad y orad par ano caer en la tentación, pues el espíritu está pronto, pero la carne es débil».
De nuevo se apartó por segunda vez y oraba diciendo:
«Padre mío, si este cáliz no puede pasar sin que yo lo beba, hágase tu voluntad».
Palabra del Señor
"Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros; haced esto en memoria mía... Esta copa es la Nueva Alianza, sellada con mi sangre, que se derrama por vosotros".
Celebramos hoy a Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote que en la última cena nos dejó el legado mas hermoso y la historia de amor jamás contada entre Dios y los hombres: un pan partido y una copa rebosante.
En este signo el Señor quiere expresar todo su amor. Un amor que no se retiene nada, que lo da todo y se da del todo y al dejarse comer, Cristo se hace uno con los suyos.
Él es el único mediador entre Dios y los hombres, el nuevo sacerdote que no necesita de sacrificios de animales en ningún ara de altar, sino que él mismo es la víctima, la ofrenda y el altar.
Él también, con amor de hermano ha elegido a hombres de nuestro pueblo que por la imposición de las manos, participen de su sagrada misión para que nunca falte a su pueblo el alimento de su Palabra y la fortaleza de los sacramentos a fin de vivir en plenitud nuestra vida de hijos amados de Dios.
Demos gracias a Dios Padre por su Hijo, único sacerdote y por los que él ha elegido para que configurándose con él den testimonio constante de fidelidad y amor.
¡Paz y Bien!